miércoles, 1 de octubre de 2008

Puedo mostrar

La última carta que sucede cuando todos están ocupados, es irrelevante, pero fuera de ella no hay más. Se dan cuando su relevancia es de todo o nada. Esa leve urgencia por vomitar lo visto, lo pensado, lo acumulado. Una necesidad turgente de catarsis de pensamiento, palabra, obra y omisión, como decía aquel tipo barbón con pretenciones de mesías.

Podría mostrar todas las cartas escritas sobre mi memoria inmediata, todas desesperadas, directas. Tan verdaderas y certeras como cualquier manifiesto milenario, que merecen ser leídas, pero se pierden en instantáneo. Si tan sólo alguna de ellas lograra traspasar hacia mi memoria poética...

Dádose el caso, nunca se olvidaría, y permanecería latente y perenne. Tatuada en mis ojos, insigne en mi piel, adherida a mis uñas.
Para muestra, basta tu botón.

No hay comentarios: