jueves, 22 de enero de 2009

Miguel Ángel de Quevedo, en mi soledad

No me importa tu estado de conciencia
Me asusta tu miedo, tu pasado
Tal vez tu soledad salpicada en el abismo
La sangre que haya podido pasar antes que yo
Por tus manos

Me da miedo que no pienses
que hayas visto más de lo acordado
y que en tus ojos no recuerdes
mas que rojo, y gritos
P l o m o

¿Qué vas a hacer entonces?
Cuando cuentes historias de terror a tus nietos,
les dirás que eras fuerte
que cargabas tu bebé con un brazo
mientras con el otro te dedicabas a encañonar
a cierto idiota adolescente.

"¿Por qué lo haces?" Te pregunto, mientras me tiemblan las piernas.
"Qué te importa." Espetas, mientras intentas hurgar...

sábado, 10 de enero de 2009

Me gusta jugar con las palabras violeta, violenta y lenta.

Para analizarme críticamente, se necesita partir de una premisa fundamental: las nueces.

Me resulta impracticable la posibilidad de llevar adelante una vida sin: morado, verde y negro.

Evidente es mi firme convicción de que si no hay baile no hay vida.

Capturar la esencia de una imagen, un momento, sonido, o suspiro, justifica por completo la existencia en sí.

No debería confundirse lo bohemio con lo barato, ni el pensar libre con lo decadente.

La mejor ciudad para sentirse frustrado se llama Monterrey. La ciudad indicada para sentir la vida solitaria, es el aquí.

El hombre más afortunado es aquél que supo conocer viajando.

El amor es una pregunta innecesaria. Se contesta a sí misma.

Qué harta estoy.