lunes, 18 de febrero de 2008

Olvidé mis llaves en tu cuarto


Podría permanecer toda la noche contemplando tu rostro
perdiéndome en cada uno de los lunares que tienes en la piel
quedarme mirando para siempre el cielo
contar una a una las hojas que caen en mis zapatos


y despertar,
para el día siguiente desayunar pan francés
y recoger pétalos morados,
de la mano


somos tú y yo recargados contra el sauce blanco
montando un elefante, quemándonos de frío
para ser los únicos capaces de bailar el vals
acostados en tu cama destendida,
sin tenernos qué parar, ni abrir la ventana
para morir aplastados, uno en uno,
con el bello y dulce peso de la caída del otro.

1 comentario:

... dijo...

ay wey...
me gusto