sábado, 22 de marzo de 2008

You're the only one who ever knew me at all

"Dios dijo, cruzado de brazos: veo que he creado muchos poetas, pero no tanta poesía."

Qué asco. Todos somos iguales, perseguimos los mismos anhelos. A veces nos damos los mismos aires, perdemos las mismas esperanzas, sentimos las mismas penas. Buscamos lo mismo que buscó Voltaire, Monterroso, Shelley, incluso Baudelaire...

Y entonces este sueño debería ser el peor de todos los infiernos. Cada quien luchando y defendiéndose con los dientes para prevalecer en la carrera.
Pero no.
Habemos pocos, nos decimos. Y sin embargo seguimos siendo un mar de frustraciones y deseos.
Una infinita maraña de historias vividas y de visiones contadas, todas igualmente probables de ser verdad
y de ser mentira.

Y todos conocemos el amor, el desamor, el pseudoamor, el no-amor, el cuasi-amor.
Lo imprisionamos, le escupimos, le adoramos.
Nunca nada había sido tan humillado.

Todos podemos juntar palabras, tragarnos velas enteras mientras acomodamos nuestras letras favoritas para decir una sarta de mentiras.
Es un vicio por demás adictivo, e injustificable ante cualquier juicio.
Y cualquier persona puede caer.
Lo que pasa es que renuncian a las posibilidades
entre cielo y el infierno

Y se quedan con el terreno de lo absurdamente real.
Física. Matemáticas. Sociedades. Medicina. Biología

Materia tangible, mundo material.
Con sangre, con lodo, con olor a dinero.

Señores, todo eso también se puede hacer brotar de un vidrio, de la ventana, de la pared, de una hoja blanca, del piso.
Sólo se necesita algo para escribir.

No te ha pasado que vas caminando, y encuentras a la madre, inventándole la historia a su hija, de la niña que por no lavarse las manos murió a las manos de un sicario.
O cuando ves al señor explicando a su esposa, que a mitad de la calle, después de un día asqueroso, el carro se quedó sin gasolina, que el mejor amigo murió atropellado, y que él terminó en una cantina con otra mujer al lado.

También las historias de drama, que harían enverdecer de envidia a aquél simpático inglés cortesano.
Los ataques al corazón, el cáncer, el desengaño.
Se han inventado guerras, personajes
Un montón de niños, motivos y lugares que sólo tenían como objetivo intentar subir la moral de los ciudadanos decaídos.

Sí, señor. Hay muchas historias afuera, y las escribimos nosotros.
Las inventamos nosotros.Podemos hacer tanto...

Qué asco.
Qué farsa.
Todos somos escritores.

La mejor novela de todas,
incluso la mejor poesía
se encuentra deambulando entre nosotros.
Puede respirar.

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