martes, 23 de septiembre de 2008

Sí, lo recuerdo bien...

Sonrisa, sonrisa, sonrisa: qué bien se pinta el mundo con acuarela de risa y brocha de sones malvados extra-terrenales que nos embelesan y nos hartan. Nos confortan, nos hastían de placer. Y así la vida resulta bastante motivante y linda.

De qué va ésta, sencilla vida si no hay ensayos ni momentos para recapacitar después de la eterna masa colectiva que nos impulsa y no nos deja mirar atrás.

[Quince violines se suman al baile. En el jardín no hay espacio para ofuscantes denigraciones de la belleza y su fatalidad. No hay momentos ingratos, finding Neverland. I'm finding Neverland...]

Sí, era tan solo un acordeón. Pero queda la esperanza que al final tu cabeza tenga la razón y venza a la realidad.

Londres nunca fue para soñadores. Siempre hay bruma, si quieres verlo así. Nunca le dio por ver felicidad. Antes prefirió envolverse en su saco hermético de soledad y maravillosos ensayos oníricos. Era todo levedad.

Yo quise ser James Barrie. Dónde encontrarlo todo mas que en un lugar que nunca existirá jamás.

Extrapolar es una de las más deliciosas libertades que tenemos…
Todo es potencialmente candidato a convertirse en una inspiración/aspiración.

¿A qué vengo con todo esto? Nunca sabes qué incentiva recóndita de la existencia te va a encender la chispa adecuada, y de eso obtener motivos inspiracionales-atractivos.

De dónde saca la gente sus ideales si no es a base de prueba-ensayo-error. Sus convicciones, corrijo.

Los ideales pueden ser inculcados a base de puño y sangre. Las convicciones del ser humano, ese deseo, la ESENCIA, sólo se obtiene cuando comienzas a vivir.

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