lunes, 2 de febrero de 2009

Lettres pour Nauj (1)

Septiembre 30, 2008
Yo también. Yo también quería hacer de mi vida algo extraordinario. Pero de repente me topo con la reflexión mundana de, si en verdad, la ansiedad por salirme de la coladera no se ha vuelto rutina. Quiero decir, los ratones en el metro son más extraordinarios que yo: viven en la penumbra. Y me tienes a mí, en la superficie, respirando rastros de toxinas, estornudos y oxígeno de otros tantos millones como yo.

Me siento morir, a ratos. Pero yo renuncié a la resurrección en algún punto de mis numerosos exilios. Con gusto intercambiaría mi fertilidad humana por la fertilidad literaria, pero eso apenas en fantasías delíricas. Y es que nada tiene sentido, salvo los viernes en la tarde, de 3 a 6.

Menor coherencia tendría si hubiera permanecido. Digamos que con mi huída, garanticé mi elocuencia, mi cordura y mi sensatez. Pero ellas hacen un viaje más largo, y aún vienen en camino. Por el momento, queda una persona confundida, que camina respirando humo ajeno y llenándose la cabeza de letras y palabras, aún indescifrables e incomprendidas. ¿Dónde fue que vine a perder la poca belleza que tenía en mí?

Pfff
Soy un dejo obsceno de podredumbre árida que disfruta dialogando con el piso
y arrojándose de las escaleras.

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