Antes de eso, a una señora se le estaba rompiendo el tacón del pie derecho, y una lotería de pósters alabando a los santos y a los enmascarados yacía en el suelo.
Pobre tipo, era daltónico. Y cuando se encontraba en huelga, cosiendo lo que él pensaba eran trozos de tela roja y negra, todos lo veían con lástima. Pensaban que era un solitario, abandonado a su suerte en alguna especie de manifestación homosexual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario